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Las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz


 A lo largo del proceso de la Revolución Burguesa, las desamortizaciones fueron hechos fundamentales. Significaron un cambio esencial en el sistema de propiedad y en la tenencia de la tierra. En España, se produjeron de manera discontinua, dándose varias durante los siglos XVIII y XIX: la de Godoy en 1798, la de la Guerra de la Independencia, la del Trienio Liberal (1820-23); y las dos más importantes: la impuesta por Mendizábal, vigente entre 1836 y 1851; y la de Madoz, que se mantuvo entre los años 1855 y 1924.

  Pero, ¿qué es la desamortización? La desamortización es un conjunto de medidas para convertir las propiedades que estaban “en manos muertas” durante el Antiguo Régimen, en bienes nacionales, que más tarde saldrían a la venta mediante subasta pública. Dichas medidas que se tomaron en el proceso desamortizador fueron:

-                      -  Desvincular los bienes de la nobleza y el clero
-                       - Desamortizar los bienes de los eclesiásticos.
-                       - Suprimir los mayorazgos.

Como hemos dicho antes, el proceso desamortizador empieza a aplicarse en tiempos de Carlos IV (finales del siglo XVIII), y no se detendrá hasta 1924 cuando, en tiempos de Primo de Rivera, Calvo Sotelo decide derogar la ley de Madoz.

Empezaremos explicando la desamortización de Mendizábal. Corría el año 1836 y el país estaba enfrascado en la I Guerra Carlista. Es entonces cuando Juan Álvarez Mendizábal decide poner en venta todos los bienes del clero regular, con los siguientes objetivos: ganar la guerra carlista, asegurar el trono al régimen liberal, eliminar la Deuda Pública, hacer liberales a los beneficiarios de la desamortización y solicitar préstamos. Con dicha ley, Mendizábal dividió la opinión pública entre partidarios y detractores, así como rompía con las relaciones diplomáticas con el Vaticano. Por último, en 1837, Mendizábal elaboró otra ley desamortizadora mediante la que ponía en venta los bienes del clero secular. 


 Cuatro años después de que la desamortización de Mendizábal perdiera vigencia, el ministro de Hacienda Pascual Madoz promulgó su Ley de Desamortización General, en 1855. Con ella ponía en venta todos los bienes de la propiedad colectiva, incluso los de eclesiásticos, que no habían sido vendidos en la etapa anterior. Se trata de la desamortización más duradera, abarcando un período de 69 años. Esta desamortización se parece a su predecesora, si bien contaba con algunos rasgos particulares: el pago debía efectuarse en metálico, y no a cambio de títulos de Deuda Pública como ofertaba Mendizábal; el dinero obtenido fue destinado a financiar el ferrocarril y la industrialización; y, en tercer lugar, el Estado no sería el propietario del importe recaudado, sino los Ayuntamientos.


Resumiendo, estamos hablando de dos procesos muy importantes en la historia de nuestro país (social y económicamente hablando), con consecuencias positivas (mejora y especialización de los cultivos, aumento de la productividad, inversiones…) pero también muy negativas, como una enorme pérdida de un ingente patrimonio cultural o la ruina de muchas obras arquitectónicas, entre otras.
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